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Todos, sin excepción, pasamos por etapas y eventos en nuestras vidas que son demasiado difíciles de soportar. Y todos, de una manera u otra, luchamos confiando en nuestra capacidad, fuerzas, habilidades, y aun en ideas que aprendimos de nuestra familia, de la cultura, y la religión. También usamos nuestro propios sistemas emocionales defensivos en la lucha.

Pero con el tiempo, vamos despertando a la realidad de que todo lo que tratamos es inefectivo y nos deja frustrados, enojados, pobres, y sin más recursos para vencer. Por todo esto, la Biblia nos muestra abundantes casos de personas que sufrieron, como nosotros, quienes en medio de su desesperación se rindieron a Cristo, Él los salvó, o los sanó, o los liberó, mostrando un despliegue de victoria completa.  

En el texto de Marcos 5:21-43, la Biblia nos enseña que primero debemos rendirnos, para entonces, para poder vencer.

Las historias de la mujer que sufría de hemorragia, y de la hija de Jairo, son dos de cuatro milagros en este contexto. En el primer milagro (4:35-41), Jesús calma la tempestad mostrando Su poder sobre la naturaleza. En el segundo milagro (5:1-20), Jesús sana al endemoniado gadareno, mostrando Su poder sobre los demonios. Ahora, en el tercer y cuarto milagro (5:21-43), muestra Su poder sobre la enfermedad y la sobre la muerte.  

Jairo, un líder religioso conocido, acude desesperado al Señor debido a una situación familiar. Jesús, movido por la compasión que lo caracteriza, y validando la fe de Jairo, emprendió camino al milagro. Sin embargo, mientras iba, una mujer anónima, despreciada socialmente a causa de su enfermedad, considerándose indigna de mirar al Señor, pero sabiendo que Él era su única esperanza, soltó lo poco que le quedaba de su orgullo personal para llegar al Señor poniendo su fe en Él.

Su fe en Jesús fue con la seguridad de ser sanada. Ella recibió sanidad instantánea sin un “rito”, o sin una modalidad especial, tal como el que, al parecer, esperaba Jairo como líder religioso. El Señor validó la fe de ella públicamente, y usó la actitud de fe de la mujer para ensenarle a sus seguidores lo que significa tener fe en Él. 

Jesús demostró Su amor por los despreciados, por aquellos que la sociedad consideraba “inmundos”. Jesús también demostró Su amor y compasión por aquellos que la sociedad consideraba “gente respetable”, como Jairo, quien era uno de los principales de la sinagoga. El libro de Marcos muestra el contraste entre el estilo de vida de Jairo, y la vida de la mujer anónima. Marcos también nos muestra el contraste entre las actitudes de estas dos personas, y cómo llegaron al Señor. Jairo llegó a Jesús “rogándole mucho”. Esto es muy significativo porque los líderes religiosos buscaban a Jesús para eliminarlo, y porque un líder conocido e importante nunca le rogaría públicamente nada a Jesús, quien era un maestro no autorizado legalmente por “la institución”. Pero el Señor Jesús vio la actitud humilde de Jairo y lo animó a creer.

La mujer anónima no tenía a nadie que pudiera animarla, pero supo que Jesús era su única esperanza. Había gastado todo en “médicos” (en aquellos años se trataba de brujos; falsos curadores). Esta mujer lo intentó todo y perdió todos sus bienes, hasta que vino al Señor. Jesús vio la actitud humilde de la mujer anónima, y le dio lo que ella no podía lograr.

¿Cómo llegar al Señor para vencer? Rindiéndose a Él. Vencer es un sinónimo de ser salvo, porque la verdadera lucha no es contra los problemas de la vida, sino contra la vida sin Cristo. Cristo ha vencido al mundo, y nos da la victoria a aquellos que nos rendimos a Él. Sin Cristo, hay que enfrentar las aflicciones solos, siendo vencidos y sin posibilidad de vencer. Con Cristo somos más que vencedores. Sin Cristo somos más que perdedores. 

No importa quién sea usted, varón, ni qué situación esté perturbando su vida. Dios está presente “entre la multitud” y está atento a todo aquel que no sólo le sigue en la multitud, sino que le busca y se rinde a Él. Dios salva a cualquiera que reconoce su situación desesperante y se rinde a los pies de Él, no importando si practica religión y es un líder aun sin conocer personalmente al Señor, o si es un despreciado por la sociedad, por la familia y los amigos, pero tiene fe en el Señor porque sabe que no será despreciado por Él. Jesús dijo: “Vengan a mí todos los que están trabajados y cargados que yo os haré descansar…y hallareis descanso para vuestras almas.”

El propósito de estas historias descritas por Marcos, es demostrar que las situaciones sin esperanza existen para llevarnos al punto final, donde decimos “hasta aquí”; donde nos damos por vencidos reconociendo que no somos más fuertes que Dios...donde caemos a Sus pies esperando recibir Su misericordia y perdón.