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¿Sabía usted que la Biblia le enseña a desechar el enojo? Hay un texto en el libro Efesios que dice: “no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo.” Dios reconoce que hay ciertas cosas y aun personas que nos hacen enojar. El enojo es una reacción normal, una respuesta de nuestras emociones ante una situación negativa. El problema no es tanto enojarse como el no poder desechar ese enojo y resolverlo antes de que produzca raíces de amargura, o levante muros dentro de rencor dentro de nuestra mente. Por eso la Palabra dice: “no se ponga el sol sobre vuestro enojo”. El efecto de abrigar el enojo en nuestra mente puede es tan peligroso como el veneno para nuestro cuerpo. El enojo no resuelto carcome la personalidad y mata las relaciones con otras personas. El texto de la Biblia también concluye diciendo: “no deis lugar al diablo” Es evidente que el enemigo de nuestras almas está buscando cualquier oportunidad para atacarnos, y el enojo no resuelto le ofrece una gran oportunidad. Y cuanto más tiempo pasa, el diablo no sólo ataca, sino que establece su campamento en la mente. El consejo y la orden de Dios: deseche el enojo. Aprenda a darle a Dios el control de su vida y de sus circunstancias.